Ira

Tus manos me muerden con los dientes blanquísimos,
tus ojos altos me miran desde una atalaya,
—¿Qué vas a hacer?
Mi cuello se esparce entre tus dedos y la cama,
ya sin huesos, toda líquida,
no ríes ni amenazas.
—Tú sólo calla.
Y me abres un hueco por dentro
con la saliva tibia y mucha rabia.
Te he dejado sin amor, 
lo he repartido en otras camas.
Ahora me doy cuenta
del hueco que hay en tus costillas.
—¿Te sorprende? 
El inesperado orgasmo
es un mar con gaviotas de fondo 
y una cuchilla (muy metálica).
¿Cómo puedo callar
si entre tus dedos también
 se me esparce
                         la voz?]

Comentarios

  1. No te preocupes por nada.
    Calla.
    Y siente.

    Lo demás es superfluo.

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  2. Que bonito leeros a los dos a duo - a XAVI y a ti - una simbiosis mágica, mil gracias !

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  3. Casi siempre es dar la sentida por callada...

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  4. El silencio no la daría en propiedad a ningunos dedos, a no ser que fuera elegido voluntariamente por mi.
    Es mi voz, al fin y al cabo y se merece seguir sonando como suenan otras.
    Magnifico poema, Laura. ¡como escribes!

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  5. Desgarra el poema, la fuerza de tus letras.

    Gracias por tu comentario en mi blog, entiendo lo que dices sobre el poema,
    es que Cuminngs es mucho Cuminngs.

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