Escúchame bien





Escúchame bien porque no lo diré dos veces,
el agua hasta el borde, tiene que cubrir todos tus huecos
santificado sea tu cuerpo que está lleno de vacíos
han llegado hasta la mente, como los pájaros
en la noche extraña, trinando tristísimas y pónticas.
La roja en la mano, la azul bajo la lengua,
la verdadera medicina es atávica,
de nada sirve lamentarse ahora,
cierra la puerta, esto no te lo enseñaron tus padres,
¿Para qué sirve un pecado?
Hay un tío voceando en la ventana
esa estrella la cambié por un deseo
que me fulmines
solo sumergirse, sucede rápido,
puedes hacer lo que quieras,
escúchame bien porque no lo diré.

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