Vestigio




Si llega la noche coge mi mano
tómala fría como un metal nuevo
y dura y transparente,
para cuando llegue la noche
estaremos estrelladas a las puertas
de un brocal torcido.
No hay huella todavía de tu paso por mí,
ni un amor exultante,
ni descendencia posible,
sólo este encuentro en un bar
de montañas sin historia,
en un mapa sin leyenda
ni marcas identitarias,
en una duda que se desploma
al sol de un cuadro de contadores.

Para cuando llegue el día recoge el mar
y despuebla todo vestigio de sal,
déjalo por escrito solamente
para leerlo cuando regresemos
a la otredad social del otoño
y a nuestros cuerpos invernales.
Cuando llegue y visite mis paredes llenas de cuevas
querré ver tu número en los lavabos,
tus zapatos colgando del poste,
tus medias acostadas en la noche
de la ciudad rendida.
Extiende tus dedos sobre
este paisaje de oceános,
redecora el salón con tus escenas de caza
y pon el atrevimiento cimarrón entre los espejos,
sobreviviendo a las fieras,
perpetuando el destrozo
de borrachos y patanes.

Si no llega la noche
y no vemos el día
y hemos borrado las pruebas
y hemos probado las marcas
y no hemos dejado constancia,
nos reduciré a un poema cualquiera
y lo dejaré paciendo
en el renuente susurro del mar.





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