El cóndor
Ya viene el cóndor empapado en hiel,
afilada el ala, embriagado el halo,
con una herida abierta
de la que asoma
un hombre cantando.
Completamente roja la piel,
ojos negros y pelo ralo,
con su risa despierta
niños de
los la
a loma
que lo están esperando.
Las manos extendidas hacia él,
los dedos convertidos en palo,
con la lengua descubierta
lanzan una paloma
que vuela temblando.
El cóndor la atrapa muy fiel,
clavando en su cuello un cándalo,
de la herida entreabierta
el hombre toma
la sangre que está manando.
Satisfecho vomita la miel,
que los niños recogen en pétalo,
y con la mirada incierta
aspiran su a r o m a
para dormirse llorando.
afilada el ala, embriagado el halo,
con una herida abierta
de la que asoma
un hombre cantando.
Completamente roja la piel,
ojos negros y pelo ralo,
con su risa despierta
niños de
los la
a loma
que lo están esperando.
Las manos extendidas hacia él,
los dedos convertidos en palo,
con la lengua descubierta
lanzan una paloma
que vuela temblando.
El cóndor la atrapa muy fiel,
clavando en su cuello un cándalo,
de la herida entreabierta
el hombre toma
la sangre que está manando.
Satisfecho vomita la miel,
que los niños recogen en pétalo,
y con la mirada incierta
aspiran su a r o m a
para dormirse llorando.
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