La mano de los dioses.
El Cristo de los gitanos. Fotografía de Jessica Lavera. |
Fuimos los partícipes del suceso
que desmitificó a nuestros dioses
con la proclama de la verdad.
Nadie dijo nada de la mano
que acariciaba nuestros ojos
con tan poca delicadeza.
¡Y era una mano tan separada!
A los ídolos les moja la lluvia,
a los hombres el sudor en los hombros.
El último que dijo aquello de que Dios ha muerto
fue hendido por un rayo
delgado y rojizo como el azafrán.
¿De dónde viene tanta oscuridad?
La noche cruza las plegarias
como una estrella sibilante y fugaz,
trece clavos en total
[y ninguno la muerte
La mano separada late los tambores con fuerza.
¡Mirad! ¡Un mesías ha nacido!
Contemplemos juntos
el comienzo de las razas.
Los Dioses nos abandonaron.
ResponderEliminarY yo los entiendo.
Yo hubiera hecho la mismo ante tal descalabro divino.
Inventemos dioses sin ropa interior o un ligero desparpajo por las prendas intimas. ¿Qué humanidad sacrifica a un "dios" y luego lo exhibe en procesión? Tergiversamos las palabras y oramos ante altares con iconos de santos.
ResponderEliminarya estoy en su blog y ya tiene una seguidora mas
ResponderEliminarPase y siga mi blog en donde pone (participar en este sitio) pinche ahí: http://mibonitolugar.blogspot.com.es/ Espero su visita
Las manos oscuras de los dioses (y, sin embargo, siempre he pensado que las de las diosas son blancas). Pero es cierto: están atravesadas por un rayo delgado y rojizo.
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