Nunca me dices cosas bonitas
—¿En qué piensas?
—En nada.
—Vamos en algo tienes que pensar.
—Bueno sí, en que quiero amordazarte, amarrarte y matarte a
mordiscos.
—Para, siempre estás igual.
—No, en serio, te tendría amoratada todo el día, amortizaría
el tiempo contigo y te haría un caminito de orgasmos de aquí a Marte.
—Eres gilipollas.
—Y tú una moralista mortífera.
—Estoy cansada de que estés siempre con las mismas
estupideces. ¿En serio es tan difícil tener una conversación normal contigo?
—Te amortiguaré el peso de la realidad: sí.
—Bastardo.
—Y eso que te llamo. Además, confiésalo, te da morbo.
—¿De qué vas? ¿Qué me da morbo y encima debería estarte
agradecida porque me llames para decirme guarradas?
—No son guarradas, te reclamo de verdad, y no solo porque me
des sexo a morir.
—Pues no lo parece, nunca me dices cosas bonitas.
—¿Tú crees?
eres GRANDE!
ResponderEliminarUna sonrisa amoratada!
Siempre es un placer leer algo tuyo... :)
ResponderEliminarEscribes que da gusto, chica.
Un abrazo.
Hay gente que habla sin decir nada y personas que no dicen nada pero hablan
ResponderEliminarLa gente tiene miedo y no reconoce el lenguaje de su alma, prefiere traicionar su instinto animal y confiar.
El relato es tuyo? o es de una novela/película? perdona por preguntar pero es que me corroe la duda! magnífico blog!
ResponderEliminarMaravilloso el juego de palabras, enhorabuena por tu blog... y por tus escritos...
ResponderEliminarsaluditos