Milagro de obra





En mi cocina hay una isla de formica
en la que me siento sola todas las mañanas
para ver salir café,
igual que si contemplara un milagro
café solo,
formica de obra,
el milagro sin la gente.

En mi isla hay un charco de mañanas
en la que me siento sola para ver salir la duda
igual que un astronauta contemplando un planeta
con las manos puestas en el cristal
de una cápsula que no se disuelve.

En mi cocina soy náufrago rebuscando en las horas
algo que llevarse al corazón,
todas las mañanas me nace una isla
donde me siento a leer cómo vais.
Mi estómago está hecho de formica
formica sola
formica de obra.

En mi cocina hay un cadáver de café
con el que me siento sola todas las mañanas
para ver salir la formica,
igual que una amapola nace del cemento
sin explicación alguna, solo por mala,
me la echo en la leche
el milagro del sueño
sueño sola
un lío de azucenas.

En mi isla vuelan las moscas
vibrantes
como planetas, malas y ponderadas
esperando perderse en un cadáver
cadáver frío
en su lío de azucenas naufraga la mañana.
El café está malo
mi lengua es de formica
formica sola
formica de obra.

En mi cadáver se cocina un aplauso
la ventana abierta, un lío de cortinas
el milagro de la gente
el milagro de ser sin gente,
instrucciones de cuarentena para los que son isla.
El astronauta mira al náufrago
todos saludan desde lejos
se dispersan como una bandada de azucenas
luego
la cápsula cubriendo en silencio a la palabra.

La palabra haciéndose la cena sola
silencio de formica
milagro de obra.

Comentarios

  1. Yo creo que también soy isla, una isla (casi siempre) muy desierta. Me alegra leerte y que sigas estrujando tu talento de poeta.
    Saludos.

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